El Señor llama a cada creyente a una vida de oración; no importa cuánto tiempo tenga de ser salvo o cuán experimentado sea en esta disciplina

EMPEZAMOS NUESTRO RECORRIDO

Para crecer en la oración (y en la intimidad con Dios) reconociendo que la oración no solo es para principiantes, sino también para creyentes maduros. De otra manera, ¡tratar de crecer en ella no tendría sentido!

El Señor llama a cada creyente a una vida de oración; no importa cuánto tiempo tenga de ser salvo o cuán experimentado sea en esta disciplina. Lo mejor que todos nosotros podemos hacer para mejorarnos como personas, mejorar nuestra vida y nuestras relaciones es crecer en la oración.

Jesús dejó en claro que no podemos andar en la plenitud de nuestro destino en Dios sin crecer en la oración. Él dijo que a menos que permanezcamos en Él, nada podemos hacer con relación a dar fruto para su reino o madurar en nuestra vida espiritual (Juan 15:5). ¿Cómo permanecemos en Él? La actividad principal para permanecer en Cristo es la oración: sencillamente, hablar con Jesús.

Ya que nosotros mismos no somos la fuente de la vida espiritual, tampoco podemos generarla ni recibirla a menos que permanezcamos en Cristo. De la misma manera en que es imposible para nosotros saltar trescientos metros impulsándonos en nuestra propia fuerza, es imposible que podamos generar vida espiritual.

No se trata de practicar, ¡no fuimos creados para saltar trescientos metros! Y tampoco fuimos creados para tener vida espiritual mientras vivimos independientes del Espíritu. Tenemos que habitar en Cristo y crecer en la oración para que nuestra vida funcione.

El Espíritu Santo se moverá de una manera nueva y poderosa en su corazón y en su vida a medida que usted toma el tiempo para crecer en la oración. El cambio no sucede de la noche a la mañana, pero definitivamente sucederá.

Con el tiempo, la disciplina de la oración llegará a ser un deleite en la oración. La sequedad en la oración será reemplazada gradualmente por un diálogo vibrante con Dios que cambiará su vida y resultará en muchas oraciones contestadas.

Le invito a que empiece ahora mismo la nueva etapa de su recorrido en la oración. No hay otro momento mejor que ahora. No espere por una experiencia espiritual especial para empezar a crecer en la oración.

Los principiantes en la oración maduran sencillamente al orar más. Este es el mismo principio que aceptamos cuando aprendemos a tocar un instrumento musical, nos hacemos mejores mientras más practicamos.

¿QUÉ PUEDO HACER?

Un paso que puede dar y que le ayudará a crecer en la oración es definir un horario regular para momentos de oración. Un horario establece cuándo orará, y le ayudará a ser consistente en hablar con Jesús.

No tiene que limitar su vida de oración a su tiempo establecido y, posiblemente, no podrá cumplir con más del 70 al 80 por ciento de sus momentos de oración establecidos. Sin embargo, he descubierto que oro mucho más consistentemente si reservo un tiempo en mi horario que esté dedicado a pasar tiempo con Jesús.

PARA REFLEXIONAR

“El que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15:5).

Señor, perdóname por no estar consciente de cuán importante es la oración para mi crecimiento espiritual y por no hacer de ella una prioridad en mi vida. Ayúdame a apartar un momento diariamente para concentrarme en comunicarme contigo.